sábado, 29 de noviembre de 2008

A MI HIJA



No podías esperar
a que aclarara el día para poderlo mirar,
aún no había amanecido y tú en el mundo estás.

Con tu carita redonda,
y esa piel blanca y sonrosada,
yo había conseguido
traer al mundo a mi niña.

Por mucho que te miraba,
nadie puede comprender
lo feliz que yo estaba,
lo que puede llegar a sentir una mujer.

Es por eso que te digo
ocho años después.

No corras tanto cariño,
no corras más de lo normal
porque los pies en la tierra,
siempre tienen que estar.

Un consejo yo te doy
Feliz siempre tienes que estar
¡Pero el camino de en medio es el que debes tomar!

No vueles muy alto ya que tendrás que bajar
y no te quedes muy abajo porque te puedes derrumbar

Si tú tienes autoestima nada te puede parar
para eso has de quererte cada día un poco mas,
la vida no es fácil, pero la podrás llevar.

Porque a donde tu vayas,
hace algún tiempo yo ya fui,
y de vuelta estoy aquí.

Es por eso que te digo que no corras tan rápido
Porque te puedes tropezar.
Y a veces en este mundo
¡Cuesta mucho levantar!

Si sigues estos consejos
seguro que triunfarás
primero has de quererte
¡Luego querer a los demás!

HOMENAJE A MI MADRE



Te fuiste de mi lado.

En silencio fue tu partida.

Mi corazón se ha desangrado

por tan súbita despedida.


Tu espíritu luchador

a la vida se aferraba.

Más Dios, desesperado,

a su lado te llamaba.


En ángel te has convertido.

Velando por nosotros estás.

Aguardando que se cumpla

la cita de reunirnos en la eternidad.


Sin embargo, me parece tan lejos...

Quisiera ahora poderte abrazar.

Te busco, te llamo. No te encuentro.

Dime... ¿Cómo me he de consolar?


Tu amor incalculable

mis faltas por alto pasó.

Porque el querer de una madre,

ese, no tiene comparación.


Sé que en el cielo habitas.

Al lado de Dios has de estar.

Aguardaré paciente el día

en que nos volvamos a encontrar.


Entonces será para siempre.

Nada ni nadie nos podrá separar.

No temeré cuando llegue mi momento

pues tu presencia me confortará.


Me esforzaré por ganar el cielo

para no perderte nunca más.

Mientras tanto, guía mis pasos.

Ilumina mi senda, enséñame el camino.


Que tu presencia me rodee siempre

hasta que se cumpla mi destino.



viernes, 28 de noviembre de 2008

A MI PADRE



Cuando mi padre se fué
su imagen quedó grabada en mi alma
Y su única hija lloró, lloró y lloró.

Esa hija que en una noche engendró.
Y las llagas se convirtieron en cicatrices
que a pesar de los años permanecen.

Y la imagen del hombre bueno todavía la recuerdo
en un sinfín de bellas jornadas
cuando el héroe llegaba del trabajo.

Quien te escribe soy yo,
tu hija que aún te recuerda
Te beso las manos a través de este poema.

Y lloré cuando me dejaste.
Y lloré cuando te fuiste de este mundo.
Sigo recordando tu caminar cansino.

Sé que algún día estaremos juntos
y podré de nuevo abrazarte
y después brindaremos por ese encuentro.

Estás escuchando